«A pesar de tantas cualidades sólidas, el destino de los biliosos es á menudo incierto, y su vida está llena de vicisitudes y borrascas; rara vez son felices. Los rivales le tiemblan; la sociedad teme sus disposiciones dominadoras; cada cual procura apartarse de ellos, y así gastan a menudo su juventud, aspirando en vano a una posición pasadera… […] Menos empeñado, pues, en dominar que en no ser dominado, el bilioso, si á ello no se oponen las circunstancias de familia o de patrimonio, acude con frecuencia a las capitales, sea para afiliarse entre los que ilustran, crean o desnaturalizan la opinión, ora aspirando á los favores del gobierno establecido, ora trabajando para derribarle: […]»
Pedro Felipe Monlau, Elementos de Higiene Privada (1846).