De la felicidad ajena a la reconstrucción del deseo: continuidad y ruptura entre esa felicidad de los otros (o para los otros, según Lucía) -que se impuso como título a partir del trabajo que hice en el 2008 en un taller de expresión corporal y narración oral que se llamaba el relato en el cuerpo, frase que surgió en la profunda conmoción de un ejercicio donde apenas nos tocábamos las yemas de los dedos- y esta búsqueda que ahora pretende ir más allá de la dicha trunca, o concebida desde el inicio como inalcanzable, y dar paso a la mirada sobre el deseo y su reconstrucción.
Un concepto que también apareció en el curso de una experiencia colectiva, en un encuentro sobre las posibilidades de las acciones culturales como herramientas para la transformación social, y que -otra vez – produjo una sacudida emocional al hacerme plantear que sí se puede, que debemos sobreponernos y darnos una identidad, como seres y como sociedad, de la que nos sintamos orgullosos, en un proceso de cambio, de fortalecimiento y, sí, de reconstrucción.
A las simetrías de oportunidades para el hallazgo de estas categorías, se suman el descubrimiento del libro felicidad y deseo (si bien Lucía está convencida de que son los libros los que nos encuentran a nosotros, y no nosotros a ellos), y el debate con Isadora acerca de si el deseo es algo que es posible construir y, por lo tanto, reconstruir.
Yo digo que sí, aunque quizá sea mi acostumbrado afán voluntarista.
Vamos con ese afán señorita Camozzi, siempre trae mejores dichas!
Abrazos
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