ámsterdam

llegamos a  las tres de las tarde del veintisiete de junio a la estación centraal y nos subimos al tranvía equivocado y fuimos al otro hostel que habíamos pensado como opción en buenos aires, por suerte nos dimos cuenta antes de anunciarnos en la recepción y, muertas de risa, nos tomamos un taxi al hostel correcto. agotadas del viaje desde parís y del estrés de lo nuevo, apenas entramos en la habitación nos desplomamos del cansancio. a la tardecita salimos a recorrer los alrededores: todo tan perfecto, gente en bici de acá para allá, balcones idénticos con flores idénticas, plazas impecables, mi sensación de estar rodeada de los eloi de wells. volvimos al rato a dormir, para arrancar temprano al otro día hacia la conmoción del museo van gogh, hacia los brownies mágicos que apenas nos harían efecto, a reservar los pasajes del tren nocturno que nos llevaría, a isadora y a mí, a praga vía frankfurt.

(2005)