El pensamiento a veces se hace realidad
entre dos parpadeos
y quedamos en vilo. Así la aparición
del colibrí.
De pronto, en la inviolada
tranquilidad,
vibra en el aire y está
-en vilo- en la flor roja
del hibisco.
No lo ahuyenten. Soy yo, en el transparente
vacío
girando alrededor. Soy él, prendido
del mantra:
el que liba
el gozo original en la corola
mojada.
De Antología poética (1944-1980)
Hermoso poema! Saludos
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