La escalera no es
una trama de hebras relucientes
ni radiante evanescencia
para los ángeles que apenas la miran y
no tienen que apoyar los pies en la piedra.
.
Es de piedra.
Una piedra rosada que brilla
tenue sólo porque, detrás, el cielo
en la noche es de un gris incierto,
indeciso.
.
Una escalera de ángulos pronunciados,
sólidamente construida,
que obliga a los ángeles a dar un salto
al bajar cada escalón, con un suave
impulso de alas:
.
y el hombre, al subirla, debe
rasparse las rodillas y aferrarse con las manos.
La piedra tallada es consuelo cuando
los pies la encuentran. Lo rozan unas alas.
El poema asciende.
.
El original, aquí.
Linda versión. ¡Congratulations!
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gracias gustavo!
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