un poema de "la brecha que existe entre los cuerpos"

Cuando desafío al agresor

logro que se calle

y el corazón bombea rápido.

No reconozco mi voz

en ese rugido.

Su verdad-pensamiento

suena en mi cabeza

con un repiqueteo

que me embriaga.

El agresor responde

de un modo

que no esperaba:

recula, pide disculpas.

No voy a aceptarlas.

He terminado

con la impostura

de mi civilidad.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s