Presentación de los dos primeros libros de la colección «Las extranjeras». Por Paula Jiménez España

En diciembre de 2020, Paula Jiménez España presentó con estas palabras los dos primeros libros de la colección “Las extranjeras”, dirigida por Liliana Lukin para Wolkowicz Editores. Una presentación que leo y releo ahora para publicar aquí, en un ejercicio similar al de la traducción (que es, ante todo, un cuidadoso ejercicio de lectura). Y en estas nuevas lecturas del generoso texto de Paula, advierto en su procedimiento de escritura —cuando habla de la urgencia política-estética, del misterio del poema esa creación de artefactos nuevos que ella menciona hacia el final. Son conceptos que crea y ofrece para que se entramen con las voces de estas poetas admiradas. Y, así, la propia voz de Paula, o mejor, todas sus voces, la poética, la ensayística, quedan enlazadas en esa trama.

Tuve la oportunidad gracias a esta invitación de releer a seis de las poetas que más admiro traducidas por dos poetas y traductoras que admiro también. Sandra Toro trae una potente selección de las obras de Denise Levertov, Diane di Prima y Anne Carson y, por su parte, Daniela Camozzi lo hace con otras tres, igual de inmensas, Muriel Rukeyser, Anne Sexton y Adrienne Rich. Y no solo pude releerlas y disfrutarlas sino también conocer poemas que no conocía. “Últimas anotaciones”, de Adrienne Rich, por ejemplo. Llegué por primera vez a él gracias a este libro y me resultó particularmente misterioso, una suerte de adivinanza. Rich fue una de las primeras voces que en mi vida dio luz desde la poética y la política a una diferencia sojuzgada, el lesbianismo. Su poesía fue un regalo, un espejo generoso donde mirarme en medio del vacío de representatividad de mis años jóvenes. Ahora entiendo que, si había que nombrar lo invisibilizado, no eran estratégicos los discursos crípticos ni cargar las tintas en los aspectos formales del poema que tanto preocuparon a Rich en su primera etapa, porque esto habría hecho que la urgencia política, que era también una urgencia estética, se disipara. De todas maneras, huelga aclarar, que tampoco hubo el más mínimo abandono en este aspecto y que su escritura austera, potente en su precisión, es también la de “Últimas anotaciones”. Sin embargo, este poema tan bello como sentencioso, a diferencia de la mayoría de los suyos, me despertó preguntas. El poema dice así:

no será fácil, no durará mucho

llevará poco tiempo, se apoderará de tu mente

se apoderará de tu corazón, te dejará sin aliento

será breve, no será fácil

te atravesará el pecho, se apoderará de tu corazón

no durará mucho, te ocupará toda la mente

como se ocupa una ciudad, como se ocupa una cama

se apoderará de tu carne, no será fácil

Vas a entrar en nosotros, que no te soportamos

vas a entrar en nosotros, que nunca quisimos soportarte

te llevarás partes nuestras a lugares insospechados

te irás lejos con fragmentos de nuestras vidas

será breve, te dejará sin aliento

no será fácil, se convertirá en tu voluntad

Como puede verse, hay un propósito de omisión de Rich. ¿Qué es esto que será breve, que se apoderará de tu corazón, que se convertirá en tu voluntad? Pensé si sería el poder ese objeto aludido en estos versos, o si sería el amor. ¿O será el poder, a veces nefasto, de cierto tipo de amor? En verdad, no es que la poesía deba circunscribir un decir, revelar nada, ya lo sé. Sé que el poema está cumplido en lo que no se dice, en ese rodeo que define inconfundiblemente un misterio que le es propio, que mágicamente lo reviste de una cualidad que solo le pertenece a él y que las buenas traducciones como las de Dani Camozzi y Sandra Toro se caracterizan no solo por respetar, sino por conseguir también. Traducciones que conducen hacia otra lengua ese brillo que excede al idioma, que se dice en las interlíneas, que está en la inmaterialidad del poema. “En la metáfora clásica de la traducción como traslado, hay algo físico, corporal, muy conmovedor para mí: un movimiento desde otro tiempo y lugar que descontextualiza y recontextualiza en el mismo acto a esos cuerpos vivos y vulnerables que son los poemas, cuerpos delicados, compuestos por múltiples voces y resonancias”, dice Daniela en su Coda a la traducción, una nota al final del libro.

Acto seguido, pueden leerse de las poetas que lo integran las reseñas biográficas escritas por su traductora.  Allí, sobre Anne Sexton encontré una reflexión de Rich: “hemos tenido demasiadas poetas suicidas, demasiadas mujeres suicidas, demasiadas autodestrucciones”. Con estas palabras se me vino otra vez a la cabeza “Últimas anotaciones”, ¡qué título! Se me vino esa repetición de: será breve, se apoderará de tu corazón, se convertirá en tu voluntad. Sé que no existen respuestas únicas para la poesía porque hay que gozarla así, abierta, con sus múltiples flechas de sentidos disparadas hacia aquí y allá, sentidos irreductibles a uno solo, pero admito que algunas veces guardo la secreta esperanza de encontrar una certidumbre, una obturación del misterio, un ancla en la lógica diurna. Y es entonces cuando me pregunto cosas como esta: me pregunté si en “Últimas anotaciones”, Rich estaba hablando del suicidio de Sexton, que es el de tantas. Si estaba hablando del suicidio de Plath al que Rukeyser ya se había referido en un poema corto y contundente también traducido por Daniela hace algunos años. ¿Estaba hablando Rich de que ese idioma, que es el idioma del opresor, si no se lo reconoce, puede volverse un arma de autodestrucción? ¿Que aun cuando seamos locas, rebeldes, reventadas, punks, torbellinos de inteligencia y sensibilidad, como Sexton, como Plath, como Pizarnik, como Storni y tantas más, podemos quebrarnos ante la voluntad de algo que nos habla más allá, como una especie de mandato arquetipal? Dice Rich en el poema “Traducciones”:

ella lo escucha decirle a otra:

no te preocupes, ya se va a cansar;

lo escucha hablarle de ella a su hermana

que así se convierte en su enemiga

y que un día también va a iluminar

su propio camino hacia el dolor

sin saber que esa forma de la pena

es compartida, innecesaria

y política

Política. Esa forma de la pena es política. Eso aprendimos con Rich. Considero que las traducciones en las que Daniela y Sandra vienen trabajando desde hace tanto tiempo, previas a estas publicaciones, lo son también y que la dirección de Liliana lo es; que es camino de vida más allá de impronta profesional o afinidad literaria, creación de red para que el tejido social soporte cuerpos excluidos como el de Sexton, como el de Rukeyser, como el de la mayoría de nosotres. Para que se realice el sueño de un lenguaje en común hacia el que van los feminismos, no hay opción más que seguir trabajando en el sentido de esta deconstrucción. Navegar en esa barca firme con que Daniela define a la traducción, para no solo cruzar la distancia entre las lenguas, sino entre los tiempos, desde esta modernidad en que las múltiples representaciones del poder y la vulnerabilidad revelan la naturaleza del juego. Desde aquí, digo, es imprescindible volver a esos discursos lúcidos, desesperados. Dice Anne Sexton en “Usted, doctor Martin”:

Usted, doctor Martin, en un paso va

del desayuno a la locura.   Finales de agosto

y corro por el túnel antiséptico

donde los muertos aún se mueven y hablan

de hundirse los huesos contra la estocada

de la cura.   Soy la reina de este hotel de verano

o una abeja que se ríe sobre el tallo

de la muerte

No pude más que abordar con conmoción el recorrido que hacen estos libros, que traen otra vez estas voces fundamentales de la poesía y del feminismo. Leer cómo la selección de Camozzi arranca con la maravillosa potencia de Rukeyser en el fragmento de un poema mayor, “Letter to the front”, y dice así:

Ser judía en el siglo veinte es

recibir una ofrenda.      Rechazarla,

desear ser invisible, es elegir

la muerte del espíritu, la locura de la piedra.

Aceptarla, asumir la vida plena.     Cada agonía:

tu noche que se hunde en la sangre laberíntica

de aquellos que resisten, fracasan y resisten:     y Dios

reducido a un rehén entre rehenes.

La ofrenda es el tormento.      No solo la tortura

eterna, el aislamiento, el martirio de la carne.

Todo eso puede, sí, ser. Sino el deseo que acepta,

el espíritu íntegro y fértil como garantía

de cada libertad humana, su lucha por ser libre,

su osadía de vivir para lo imposible.

Conocí a Muriel también por Daniela hace unos años, mientras yo estaba en pleno romance con Sharon Olds, y supe en ese momento que la consideraba su maestra, la maestra de todas nosotras, dijo Sharon. La volví a leer en la traducción hecha por Diana Bellessi para una versión ampliada de Contéstame, baila mi danza, inmenso libro que puso a circular en dos oportunidades a varias de las escritoras norteamericanas. Un libro que era otro hasta de sí mismo en otro tiempo, porque, así como cada poema es otro cuando se vuelve a él, también cada traducción genera un nuevo artefacto, distinto del original y al de las otras traducciones. Al respecto, dice Camozzi: “Estas nuevas versiones vienen a sumarse a esas anteriores, en el fenómeno de multiplicación de matices tan maravilloso que ofrece la retraducción”. 

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