Genealogía
Cuando se conocieron
tenían más de 30 años
así que antes de mi padre
la bella Esther había tenido
varios pretendientes.
Al libro con las obras de Oscar Wilde
ese de tapas de cuero y hojas de papel de arroz
se lo había regalado uno de ellos. Era ingeniero
rubio, alto, buen mozo, delicado y culto.
Así que todo andaba de maravillas
hasta que el incauto decidió hablar
de sus orígenes: se sentía más alemán
que judío. Fue en ese instante
que mi madre se dijo a sí misma:
«no todo lo que brilla es oro»
y ante la atónita mirada del muchacho
comunicó la decisión de interrumpir
el vínculo de inmediato. Declinó
también la intención caballeresca
de escoltarla hasta su casa.
Y acá estoy yo: a veces soy mi padre
otras, mi madre y de a ratos, también
un alemán orgulloso
que espera otra oportunidad.
*
De La austeridad es la divisa de mi familia, mágicas naranjas, Buenos Aires, 2017.